Un poco de música…

Desde la defensa de la ciudad de Numancia, son muchos los asedios que han quedado grabados a fuego en la memoria de nuestro país, pero hay uno que se alza desafiante sobre el resto: el asalto que, en julio de 1.936, tuvo como protagonista al Alcázar de Toledo. Y es que, dentro de esta fortaleza, unos 1.300 defensores a las órdenes del coronel sublevado José Moscardó lograron resistir durante más de dos meses los constantes ataques del ejército gubernamental, el cual contaba con varios millares de soldados, multitud de piezas de artillería, y algún que otro carro de combate.

Este  grupo de soldados consiguió resistir, contra todo pronóstico, el bombardeo constante de los cañones y aviones republicanos. Sin agua, sin comida y casi sin munición, los defensores realizaron una autentica proeza.

La República no pudo tomar el Alcázar a pesar de contar con más equipamiento, vehículos artillería y soldados por una total y absoluta falta de disciplina. El general Riquelme era un soldado curtido del ejército español y un veterano de África, pero estaba mandando unas tropas para las cuales la disciplina era sinónimo de fascismo. El problema fue que la República tenía muchos hombres, pero una gran parte eran milicianos. Era gente que no conocía la organización militar ni la disciplina. De hecho, hubo que esperar hasta que los comunistas crearon el Quinto Regimiento para que la República se diese cuenta de que, sin un ejército disciplinado, era imposible plantar cara al enemigo.

Una compañía de la Legión podría haber tomado el Alcázar de Toledo, quizás con un 80% de bajas, pero habrían seguido adelante, mientras que 2.000 milicianos se retiraban en cuanto se enfrentaban a un fuego intenso.

Intentaron muchas cosas, los bombardearon, les lanzaron gases, pero uno de los intentos más curiosos lo protagonizaron los bomberos. Al parecer, se trasladaron camiones de bomberos desde Madrid con cisternas cargadas con gasolina para, haciendo uso de las mangueras, «regar» todo el Alcázar e intentar que se incendiara. Sin embargo, al final el plan salió mal y murieron varios bomberos de Madrid.

A continuación os enseñamos una canción dedicada a este acontecimiento español por parte del grupo italiano Insedia.

 

Hordas brutales que parecen venir
de las peores pesadillas de los niños.
Un día de julio vendrán aquí
y empezará el asedio al Alcázar.

Hombres y mujeres unidos por la fe
A los qué sus héroes nunca abandonarán
Lacónico mensaje, ¡NO SE CEDE!
“Sin novedad en el Alcázar”.

Me quedaré en mi puesto, no escaparé y gritaré contigo…
¡¡Arriba España!! Una bandera se alzara
Resistirá por siempre en mi corazón el Alcázar.
¡¡Arriba España!! Esta bandera se quedará.
Porqué existirá por siempre en mi corazón un Alcázar.

A la infame llamada responde un hijo
“Haré aquello que deba de hacer.
Puedes estar seguro padre de que no soy ningún conejo:
Yo moriré, pero el Alcázar vivirá”.

Me quedaré en mi puesto, no escaparé y gritaré contigo…
¡¡Arriba España!! Una bandera se alzara
Resistirá por siempre en mi corazón el Alcázar.
¡¡Arriba España!! Esta bandera se quedará.
Porqué existirá por siempre en mi corazón un Alcázar.

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