Santiago Carrillo, sanguinario asesino.

Desde principios del Siglo XX, los asesinados por el comunismo se cuentan por decenas de millones en todo el mundo.
En la Unión Soviética(ahora Rusia), desde que llegara Lenin en 1918 hasta la muerte de Stalin unos 40 años después, se contabilizaron 20 millones de personas masacradas sistemáticamente.
En China, fueron unos 65 millones los asesinados, 1 millon en Vietnam, 2 en Corea del Norte, otros 2 millones en Camboya, 150.000 en Latinoamérica,…
Todo esto suma una cifra cercana a los 100 millones.
En España, podemos decir que ETA(banda terrorista abertzale, marxista) ha matado unas 1000 personas.

Todo estas «insignificantes» cifras parecen pasar desapercibidas, y no se hacen películas ni documentales sobre ello, ni siquiera se condena o se honra a los asesinados salvo en unos pocos casos.
Sin embargo, parece ser que «el otro bando» vende mas.
Ahora se está hablando del caso del Juez Garzón, que está siendo juzgado por prevaricación a la hora de investigar las presuntas desapariciones del franquismo.
Se «juzga» e investiga a muertos… Pero, ¿qué pasa con asesinos sanguinarios que aún siguen vivos?


Conforme a la jurisprudencia establecida en los juicios de Nuremberg, para juzgar a los genocidas y los crímenes contra la humanidad, Carrillo, debería haber acabado sus días, en justicia, colgando de una soga.

Sin embargo para los progres recuperadores de “su” memoria histórica, mientras las victimas, por ejemplo, de la dictadura argentina merecen, en justicia, que los tribunales actúen contra sus verdugos, sea cual sea el país en que se les localicé, las victimas españolas del totalitarismo marxista, no sólo no merecen un recuerdo, sino que además han de ser insultadas y ultrajadas, haciendo pasar a su más señalado verdugo por un político demócrata.

De Carrillo hemos tenido que escuchar que “creía que toda su vida había luchado por la democracia y la libertad”. La desfachatez con que miente, revela que no existe en él el más mínimo atisbo de arrepentimiento o remordimiento.

Cuando se cumplen 70 años del genocidio de Paracuellos, debemos recordar, aunque sea muy brevemente, lo que ocurrió en noviembre de 1936 en Madrid. Tras el fracasado alzamiento de julio, 10.500 presos políticos llenaban las cárceles de Madrid, a los que había que añadir un número indefinido, de detenidos en comisarías y chekas, que podrían cifrase en otras 3.000 o 5.000 personas. La cercanía de las tropas nacionales hizo decidir al gobierno de la República que era necesario deshacerse de tal número de “fascistas” que amenazaban la retaguardia.

El genocidio parece que fue autorizado por el Ministro de Justicia, al anarquista García Oliver, y el Ministro de Gobernación Angel Galarza, sin embargo, indubitadamente, fue la Junta de Defensa de Madrid, que asumió el mando en la capital tas la evacuación del gobierno de la República, quien ejecutó materialmente el exterminio. La Consejería de Orden Público, directamente responsable, y bajo cuyo mando operaban las Milicias de Vigilancia de la Retaguardia que perpetraron el genocidio, era ocupada por Santiago Carrillo, antiguo militante de las Juventudes Socialistas que se había incorporado al PCE. Los presos fueron trasladados en autobuses municipales hasta Paracuellos, donde las fosas comunes, ya preparadas con antelación, esperaban a los infelices, allí fueron tiroteados o ametrallados y sepultados. Hay que añadir los muertos en otras muchas “sacas”, además de La Modelo, Aravaca, Porlier, San Antón … Entre 8.000 y 12.000 personas fueron asesinadas, políticos como Ramiro Ledesma o Fernando Primo de Rivera, el ya anciano Melquiades Alvarez, o Ricardo de La cierva, intelectuales como Ramiro de Maeztu o Pedro Muñoz Seca, militares, religiosos, empresarios y simples ciudadanos que no apoyaban al Frente Popular fueron las victimas de Carrillo, el mayor asesino de la historia de España.

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10 reacciones a Santiago Carrillo, sanguinario asesino.

  1. Fernando dice:

    MEMORIA HISTÓRICA…PARA TODOS
    A ver si ahora resulta que queremos cambiar la historia a nuestro antojo.

    Es penoso (y MUY preocupante) ver a cuatro «artistas» y personajillos cantar La Internacional (himno del terror rojo) y levantar el puño en el Siglo XXI,luciendo banderas ilegales (y cuyos colores son equivocados) sin que pase nada y además sean los «buenos», y éste hombre clamando justicia … pues que se aplique el cuento él mismo el primero

  2. admin dice:

    En este país se tiene mucha manía de dar la vuelta a la tortilla… Y los propios asesinos acaban siendo el dedo acusador.

  3. iberos dice:

    totalmente amigos lo que esta ocurriendo en este país no tiene nombre. Es como coger un boligrafo y empezar a escribir lo que a mi me apetece, no hay palabras para describir esto

  4. Anónimo dice:

    Es como si apuñalaran a un chiquito y luego los apuñaladores fueran de víctimas seis o siete años después. O como si dieran a un negrito o un rumano y se quejaran de lo malos que son los negritos y rumanos. Estáis muy vistos.

  5. luis dice:

    prisión para carrillo ya, que investiguen las tumbas de paracuellos

  6. Totenkopf dice:

    ¿Por qué no condenan a este genocida?Ah!se me olvidaba que es rojo y los pobrecitos perdieron la guerra…si esto hubiese sido al revés más de uno estaría ya en la cárcel,pero bueno con los políticos mierderos que tenemos no podemos esperar otra cosa.

  7. Anónimo dice:

    ¿No tiene que ver la impunidad de este hombre con la Ley de Amnistía?

  8. David dice:

    Pues entonces que se aplique para todos por igual, ¿no?

  9. Anónimo dice:

    ¿Por quién lo dices?
    Estoy de acuerdo, si se aplica, a todos. Si se quita esa ley y se juzga a quienes lo merezcan, a todos también.

  10. Totenkopf dice:

    Efectivamente,juicios y condenas para TODOS no solo para algunos.

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